de Kahil Gibrán 
Poeta, filósofo y artista libanés (1883-1931)

Tus hijos, no son tus hijos.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma.
Vienen a través tuyo, pero no vienen de ti.
Y, aunque están contigo, no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes albergar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque sus almas habitan en la casa del mañana que tu no puedes visitar, ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no busques el hacerlos como tu.
Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer.
Tu eres el arco desde el que tus hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia delante.
El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y te doblega con Su poder para que Su flecha vaya veloz y lejana.
Deja, alegremente, que la mano del Arquero te doblegue.
Porque, así como El ama la flecha que vuela, así ama también el arco, que es estable.